martes, junio 27, 2006

La Fiesta de Amancaes

La Fiesta de Amancaes

Todavía queda en el recuerdo de algunos esa estupenda celebración de la Fiesta de Amancaes que tenía la ciudad de Lima y que se convirtió en una tradición que duró 400 años, habiendo variado en su forma, estilo y concurrencia a través de los años. Pero lo que no varió fue el lugar donde ésta se llevaba a cabo, que era la Pampa de Amancaes, Abajo el Puente o en lo que hoy se conoce como el Distrito del Rímac. La mayor parte de nosotros no hemos podido disfrutar de esa fiesta tradicional, pero hemos sabido de ella a través de las crónicas y relatos que nos dejaron muchos hombres de letras y también los relatos de nuestros padres y abuelos que pudieron gozar de ese espectáculo que duraba varios días, a mitad del siglo pasado, aunque años atrás duraba hasta tres meses.

El 24 de junio, día de San Juan, marcaba el inicio de las visitas a la Pampa de Amancaes, siendo esa fecha la principal en el calendario de actividades que se realizaba por tal celebración. El motivo de visitar dicha pampa fue, al inicio, el de merendar en una hermosa y agradable área verde, apreciando al mismo tiempo las numerosas flores grandes y amarillas que crecían al pie de las colinas que rodeaban la pampa y que se conocían con el nombre de "amancaes".

Cuentan los cronistas de la colonia que estas visitas a la Pampa de Amancaes empezaron en el año de 1549 cuando don Andrés Cinteros, un adinerado minero, decidió establecerse en Lima fundando una capilla, en donde más adelante se edificó el templo a Santo Tomás, de la cual al termino de algunas ceremonias religiosas especiales, se dirigía con sus invitados, en paseo ecuestre, a merendar a las Pampas de los Amancaes.

Cuando en 1610 se terminó de construir el Puente de Piedra que comunicaba a Lima con Abajo el Puente (Rímac), los paseos a la Pampa de Amancaes tomaron mayor importancia, reforzándose aún más cuando el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marquez de Montesclaros, hizo construir la llamada Alameda Grande, hoy de los Descalzos.

Manuel Zanutelli Rosas en su libro "Canción Criolla: Memoria de lo nuestro", Lima 1999, señala de que Juan Antonio Suardo en su "Diario", escrito entre 1626 y 1639, dice que a la Pampa de Amancaes concurrían hombres y mujeres con meriendas e instrumentos de música, danzas y otros entretenimientos. Zanutelli también menciona que Joseph de Mugaburu cuenta que el Duque de la Palata, Melchor de Navarra y Rocaful, frecuentaba la Alameda, pero a veces distanciaba sus paseos un poco más allá en compañía de su esposa, hacia el lugar conocido después como Pampa de Amancaes, y que los virreyes posteriores a él lo imitaron. En ese paraje había perdices y venados, que incitaban a la caza a los visitantes. Ello fue por los años 1681-1689, pero esas cacerías fueron esporádicas y ahí terminaron, cuenta Aurelio Collantes en su "Documental de la Canción Criolla", Lima 1972.

Conforme fue pasando el tiempo, a la Pampa de Amancaes, asistía tanto el señorío aristocrático como la gente del llano. Se podría decir que la fiesta de San Juan o Fiesta de Amancaes vino a ser el primer paso hacia la confraternidad democrática en la ciudad de Lima.

El escritor costumbrista Felipe Pardo y Aliaga escribió una crónica muy alegre al respecto, "El Paseo de Amancaes". Ello fue el 22 de setiembre de 1840 y apareció en el periódico de costumbres "El espejo de mi tierra". Dicha crónica despertó más el interés por las Pampas de Amancaes que visitarlas se convirtió en una especie de rito obligado.

Cuenta la tradición que el Gran Mariscal Ramón Castilla invitó el 24 de junio de 1851 al General argentino don Bartolomé Mitre a las Fiestas de Amancaes y que, por rara coincidencia, ambos jinetes fueron lanzados por sus cabalgaduras; pero ambos volvieron a montarlas y después de lucir por un buen rato sus condiciones de jinetes, dieron inicio a una de esas jaranas inolvidables.

Manuel Ascencio Segura, escritor costumbrista y autor teatral que retrató con ingenio a la sociedad peruana del siglo XIX, dedicó una de sus obras teatrales a la tradicional fiesta limeña, “Lances de Amancaes”, la cual fue estrenada en julio de 1862, pero escrita con anterioridad. En dicha obra, Segura muestra el ingenio criollo, jaranista y pícaro de quienes solían asistir a la Pampa de Amancaes, haciendo bailar la zamacueca y mencionando también el cajón en su obra, por lo que se podría considerar como una referencia histórica de la ya existencia del cajón por esos años.

Manuel Atanasio Fuentes en su libro "Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres", París 1866 (en francés), 1867 (en castellano), cuenta que las visitas a Amancaes empezaban el 24 de junio y terminaban a finales de septiembre. Fuentes dice: "En la pampa existen varios ranchos o barracas cuyos dueños venden comestibles y licores; allí se encuentran algunos arpistas y guitarristas que improvisaban bailes, no se conoce polkas ni mazurcas sino 'zamacueca'. La 'zamacueca' ha sido el baile nacional más eminentemente popular; hoy que se galopa, la polka y el vals tempestuoso han lanzado de los aristocráticos salones al 'minué', el 'ondú' y a la 'cachucha', bailes favoritos de nuestros padres, la 'zamacueca' se ha visto condenada a aparecer de vez en cuando en las íntimas reuniones de familia, para ejercer únicamente su dominio en casa del obrero, en la de mujer de vida alegre y en las cabañas de Amancaes".

Fuentes añade: "La concurrencia a ese lugar es muy concurrida en cierto día y se compone de individuos de toda clase social. Se puede ir a la pampa a pie, en carruaje o a caballo. Desde el establecimiento de los coches públicos ha desaparecido el balancín pesado, viejo vehículo tirado por dos caballos y manejado por un negro que cabalgaba sobre uno de ellos. (...) Hemos dicho que el baile de Amancaes es la 'zamacueca' a cuyos instrumentos se agrega una especie de tambor, la orquesta para ser baile se compone de arpa y guitarra, pero el ritmo hecho regularmente de un cajón cuyas tablas se desclavan para que el golpe sea más sonoro. Tócase con las manos o con dos pedazos de caña, y es difícil formarse idea de la pericia y oído con que el negro que toca el cajón sigue el compás de la música y anima a los bailarines. Como este instrumento es el alma del conjunto, la plebe ha dado a la 'zamacueca' el nombre de 'polka de cajón'. "

Carlos Prince en su obra "Fiestas Religiosas y Profanas", Lima 1890, dice que "la zamacueca conservando siempre su índole y el genio de su música, ha sufrido varias denominaciones, como por ejemplo: maisito, ecuador, zanguaraña, chilena y últimamente marinera". En otros tiempos de bonanza han habido en Amancaes aficionados tan fanáticos e idólatras de la zamacueca que, de puros cantores, han ofrecido hasta media onza de oro a una de esas bailarinas, por su buena ejecución.

Los muchachos de "La Palizada" solían asistir a la Fiesta de Amancaes a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Ellos eran todo un espectáculo cuando se dirigían en sus briosos caballos hacia la Pampa donde se amanecían celebrando la fiesta del 24 de junio. Eudocio Carrera Vergara relató una crónica, "Un paseo a la Pampa de Amancaes", divertida, pícara y criolla sobre uno de los tantos paseos a Amancaes de estos muchachos, la cual fue publicada en su libro "La Lima Criolla de 1900", edición corregida y aumentada, Lima 1954.

A mediados de la década de 1920, el presidente Leguía junto al alcalde del Rímac deciden darle una figura más seria a la fiesta con un programa establecido en forma anticipada y la participación del folklore del ande. Ello no le gustó a muchos criollos y la fiesta empezó a decaer. La participación del folklore andino creció más cuando Leguía, mediante decreto supremo dado en la Casa de Gobierno en Lima el 24 de mayo de 1930, declaró "Día del Indio" el 24 de junio de cada año, fecha en que se celebraba los concursos de Música y Bailes Nacionales de Amancaes.

Carlos Saco, Pedro Bocanegra, Fernando Soria, Alejandro Ayarza "Karamanduca" y muchos criollos de renombre fueron visitantes asiduos de la Pampa de Amancaes. Incluso Pedro Espinel, acompañado de Félix Dongo, interpretó dos de sus más recientes éxitos y creaciones en dicha fiesta, el vals "Dos reliquias" y la polca "Bom Bom Coronado". Era el 24 de junio de 1938.

Fernando Oré-Garro cuenta en una de sus crónicas de que la peña grande que existía en la Pampa fue encadenada por Santa Rosa de Lima, para salvar Lima, al confundirla con un volcán. Mi padre, en una oportunidad, me contó de que asistió, de joven, muchas veces a la Fiesta de Amancaes y que por 1950 la fiesta duraba ocho días. De la peña grande, mencionada anteriormente, colgaba una cadena grande que la tradición oral contaba de que esa cadena fue puesta por Santa Rosa de Lima para sujetarla ya que se decía que impedía que salga una agua que amenazaba con inundar Lima. Incluso, cuenta mi padre, cuando la gente ponía su oído junto a la peña, se podía escuchar un ruido similar al de las olas del mar.

En 1953, la marinera "San Juan de los Amancaes", con letra de Catalina Recavarren y música de Rosa Mercedes Ayarza de Morales, describe el paseo a la Pampa de Amancaes. Los Troveros Criollos grabarían después el vals "Amancaes de ayer" que pertenece a Amador Rivera y en cual se hace una remembranza de lo que había sido la Fiesta de Amancaes con los criollos de renombre en el cancionero popular.

Chabuca Granda, en 1957, le dedicó el vals "José Antonio" a Don José Antonio de Lavalle y García, barranquino y criador de caballos que se interesaba, especialmente, en preservar el Caballo de Paso. En su vals, Chabuca Granda cuenta sobre Don José Antonio y su paseo, a caballo, hacia la Pampa de Amancaes: "Por una vereda viene cabalgando José Antonio, / se vienen desde El Barranco a ver la flor de amancaes; / en un bere-bere criollo va a lo largo del camino / con jipijapa, pañuelo y poncho blanco de lino. / Mientras corre la mañana su recuerdo juguetea / y con alegre retozo el caballo pajarea; / fina garúa de Junio le besa las dos mejillas / y cuatro cascos cantado van camino de Amancaes..."

La Fiesta empezó a desaparecer por los 60's debido al crecimiento demográfico de la ciudad y de la Pampa de Amancaes ya no queda nada puesto que ahora está allí la Urbanización El Bosque. El Amancay, flor atractiva que es emblema de la ciudad de Lima, que brota alrededor del 24 de junio para desfallecer tres semanas después, a mediados de julio, ha desaparecido por completo del Rímac y la Pampa de Amancaes queda solamente en el recuerdo de ella que nos dejaron las mejores plumas peruanas, y en la letra de algunas canciones criollas que la mencionan. Felizmente, el Amancay fue salvado y crece en las lomas de Pachacámac, en un área protegida que ha tomado el nombre de "Santuario del Amancay".


Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au

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