martes, junio 27, 2006

Las Musas de los valses

La mujer, a través de los siglos, siempre ha sido, y seguirá siéndolo, fuente de inspiración de poetas, pintores y trovadores.
En el caso del vals peruano, las mujeres que inspiraron a nuestros bardos criollos fueron: alguna novia, la esposa, la madre, algún amor imposible, alguna amistad, alguna estampa limeña y también alguna mujer que haya destacado en el canto o en otro campo.
Son tantas las musas a las cuales nuestros bardos criollos le dedicaron sus composiciones, algunas con el nombre de ellas en las canciones y otras sin mencionar el nombre, pero cuya historia fue dada a conocer más tarde por quien creó los versos de la canción o por alguna amistad. Dichas historias son todas interesantes, pero empezaré con la musa a la que se le dedicó un hermoso vals que siempre lo sentí muy dentro mío, ya que fue creado para el ser más maravilloso de la tierra, la Madre.
Doña María Luisa Ojeda de Acosta, madre de Manuel Acosta Ojeda, fue la musa que motivó a nuestro gran compositor a crear el vals "Madre". El vals "Madre" fue escrito por Manuel Acosta Ojeda el sábado 12 de mayo de 1951, víspera de Día de la Madre, cuando con unos amigos se encontraba en el bar "El Silletazo" de Surquillo y en la envoltura de una cajetilla de cigarros empezó a escribir unos versos dedicados al ser que lo trajo al mundo.
"Madre, cuando recojas con tu frente mi beso / todos los labios rojos, que en mi boca pecaron / huirán como sombras cuando se hace la luz. / Madre, esas arrugas se formaron pensando / ¿Dónde estará mi hijo, por qué no llegará? / Y por más que las bese no las podré borrar.
"Los Chamas estrenaron el vals "Madre" en Radio La Crónica y fue cantado con tanto sentimiento por el intérprete "Pajarito" Bromley que terminó llorando en pleno escenario, lo mismo que la mayoría de los que se encontraban presentes en el auditorio. El vals "Madre", en el Perú, se convirtió en una especie de himno a las madres.
Cuando se habla de la música criolla, especialmente del vals, se tiene que nombrar al Maestro Felipe Pinglo, el inmortal bardo criollo, quien durante su vida tuvo varias musas a las que le dedicó algún vals. "Amelia" fue el primer vals que se conoce de Pinglo y que lo compuso cuando tenía 17 años dedicándoselo a una vecina de los Barrios Altos.
"En medio del bosque su base levanta / una linda choza al pie de un arroyo; / allí vive mi Amelia, mi anhelo, mi amada, / todita mi dicha, todo mi tesoro.
"Una morena muy hermosa que vivía en la Quinta Baselli, en la actual cuadra 13 del Jr. Junín, y que vendía anticuchos en una esquina de Cocharcas, fue la musa del vals "Rosa Luz" de Pinglo. "La morena Rosa Luz que es mi beldad / a quien amo con todito el corazón, / saborea las delicias del cariño, / ella vive muy feliz con su pasión. / En sus ojos se refleja la ansiedad, / porque libe de sus labios el amor, / entre besos y suspiros, / sollozante me confiesa / que su vida es mi afecto y mi calor.
"La mejor carta de presentación de Pinglo es a través de su vals "El Plebeyo" del cual hay varias historias sobre su origen siendo una de ellas la que cuenta que le ocurrió al propio Pinglo cuando él dejó sus Barrios Altos para irse a vivir a La Victoria, por un tiempo, donde conoce a Giannina Zucarello, una chiquilla de 17 años que era hija de un industrial italiano a quien no le gustaba ese romance por lo que envió a Giannina donde sus abuelos en Florencia: "(.) Después de laborar vuelve a su humilde hogar / Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo, / el hombre que supo amar, / y que sufriendo está esa infamante ley / de amar a una aristócrata siendo plebeyo él."Hermelinda Rivera, esposa de Felipe Pinglo, fue la musa del vals "Hermelinda" que Pinglo le dedicara antes de morir, pero que por esas cosas de la vida y haberlo mantenido ella guardado por mucho tiempo, no es muy conocido. Sin embargo, hay otro vals llamado también "Hermelinda", cuyo autor es Alberto Condemarín, y que se ha convertido en uno de los clásicos de nuestra música criolla. Lo anecdótico es que este vals de Condemarín tuvo a la misma musa como fuente de inspiración, Hermelinda Rivera.Alberto Condemarín era barrioaltino, al igual que Felipe Pinglo, y estaba enamorado de Hermelinda Rivera, pero el Maestro fue quien se ganó el corazón de Hermelinda Rivera. Se cuenta que Alberto Condemarín, con el corazón destrozado por un amor no correspondido, escribió el vals donde describe su pesar y poniéndole el nombre de la mujer que amaba en silencio, "Hermelinda". "Escucha, amada mía, / la voz de los cantares / que brotan de mi lira / cual desolado son. / Malévola es tu ausencia / temiendo mil azares, / enferma tengo el alma / y herido el corazón."Anita, una trabajadora del Mercado Central, fue la musa a quien el compositor barrioaltino Pablo Casas le dedicara su hermoso vals "Anita" en 1936. Anita fue la compañera y madre de los primeros hijos de Casas, falleciendo ella a temprana edad, pero habiendo disfrutado, antes, los versos que Casas le dedicó. "Quisiera confesarte mi cariño, / quisiera que comprendas mi dolor; / no sé como podré explicar / mi afecto, mi pasión, mi amor, / mas temo el llegar a fracasar."Casi a fines de la década de los 50's falleció Juanita, la esposa de Andrés Benites quien era amigo de Pablo Casas. El amigo aquel le pidió a Casas que le compusiera un vals en homenaje a su esposa querida y Pablo Casas, en el instante, empieza a entonar los primeros versos del vals "Juanita". "Por más que el tiempo pasa, / no puedo olvidarla, / profunda es la pena / que lacera mi existir. / Conviértense en martirio / los días de mi vida, / por la mujer querida / que fue mi adoración. / Juanita se llamaba / mi amor, mi idolatría, / la única alegría / que reinaba en mi vivir."En la década del 40, cuando en una oportunidad en que Marina Navarro se encontraba enferma, su esposo, el compositor Laureano Martínez Smart, sentado frente al piano empieza a crear los primeros versos de su vals "Compañera Mía" dedicado a su amada esposa. "Compañera mía, / santa mujercita, siempre bondadosa, / que en mis horas tristes / y en mis alegrías fuiste cariñosa; / quiero que reacciones / al horrible mal que hoy tanto te agobia / y vuelva a sonreír tu carita hermosa." Elvira, la esposa de Don Lorenzo Humberto Sotomayor, fue la musa del hermoso vals "Corazón" que Sotomayor compuso en 1945 cuando su esposa estaba siendo operada y él con un amigo, que lo acompañaba en el hospital, salieron a tomar un café.
El amigo, para levantarle el ánimo le dijo: "Lorenzo, hay que mirar hacia adelante, hay que reír". Don Lorenzo contestó: "Reír, quién habla de reír". seguidamente, en una servilleta comenzó a escribir la letra de tan sentido vals. "Reír. / ¡quién habla de reír! / si en la vida todo es / sólo sufrir, sólo llorar. / Creer. / en la felicidad, / sólo es un sueño loco, / imposible realidad. / Lo digo, / porque todo para mí / fue angustia y penar.
"Era el mes de marzo de 1949 y Adrián Flores Albán, que contaba con 22 años, se enamoró de una chiquilla de 15 años de nombre Eva, quien vivía en la localidad de Casitas, en el Departamento de Tumbes, a la que dedicó su famoso vals "Alma, Corazón y Vida". "Recuerdo aquella vez / que yo te conocí, / recuerdo aquella tarde, / pero no me acuerdo / ni como te vi. / Pero si te diré / que yo me enamoré / de esos tus lindos ojos / y tus labios rojos / que no olvidaré. / Oye esta canción que lleva / alma, corazón y vida; / estas tres cositas nada más te doy.". El amor entre Adrián y Eva no pudo ser, ya que ella se casó con un comerciante de la zona, pero quedó escrita una hermosa página en la historia de la música criolla.
El vals "La Flor de la Canela" de Chabuca Granda inmortalizó a Victoria Angulo de Loyola, a quien Chabuca le dedicó su famoso vals. Victoria Angulo solía visitar a Chabuca en su trabajo de la Antigua Botica Francesa, en la Calle Mercaderes, y le comentaba el trayecto que tenía que recorrer a pie, a través del Puente de Palo, para regresar a su casa. Chabuca fue forjando así una canción que se la iba cantando a las hijas de Victoria cuando ellas la visitaban en su trabajo.
Chabuca Granda firma "La Flor de la Canela" en su cuaderno el 7 de enero de 1950 y se la cantó por primera vez a Victoria Angulo en su cumpleaños, el 21 de julio de 1950. "(.) Jazmines en el pelo / y rosas en la cara, / airosa caminaba / la flor de la canela, / derramaba lisura / y a su paso dejaba / aromas de mixtura / que en el pecho llevaba. / Del puente a la alameda, / menudo pie la lleva / por la vereda, que se estremece / al ritmo de su cadera. / Recogía la risa / de la brisa del río / y al viento la lanzaba, / del puente a la alameda.
"El vals también lloró a intérpretes femeninas que fallecieron repentinamente, como fue el caso de Lucy Smith, nacida en Bolivia pero que se hizo cantante en Lima donde falleció el 1 de enero de 1950, a la edad de 23 años. Su trágica muerte ocurrió al salir de una fiesta adonde había ido a celebrar el año nuevo, pero nunca fue esclarecida del todo. Ella no cantaba música criolla peruana pero si era una cantante muy cotizada de tangos y valses argentinos. Al fallecer, dos valses lloraron su temprana desaparición. Los dos valses fueron interpretados, inicialmente, por el trío "Los Cholos", pero el vals "Lucy Smith" que pertenece a Abelardo Carmona y que fue grabado por Los Embajadores Criollos, alcanzó un gran éxito. "Que tristeza y que dolor / siento yo en mi corazón / al saber la desaparición / de la estrella de la radio / que en vida se llamó: / Lucy Smith."La muerte de la intérprete Yolanda Vigil "La Peruana" el 7 de setiembre de 1953, en la ciudad de Buenos Aires, a la edad de 34 años, fue llorada por Aurelio Collantes con su vals "In Memorian a Yolanda Vigil", habiendo sido grabado por "Los Morochucos". "¡Yolanda! / En los risos del viento amargo de setiembre, / se enredó la saeta lila / de los pregones dulces y ardientes. / Que el eco de tu voz, / y el vaivén de tu figura, / estamparon en los marcos / de guitarras y alegrías. / ¡Pregonera, sandunguera! / ¡Flor del alma jaranera!."Tres hermanas barrioaltinas, de la Calle del Carmen Alto, fueron las musas a las cuales el compositor Amador Paredes "Parrita" les dedicó dos de sus valses. Por inicios de los 50's, a la casa de la Familia Carrillo Pareja, en Carmen Alto, solía concurrir Pablo Casas, Leturia, El Chino Soto, Amador Paredes y otros criollos más que armaban unas jaranas de hasta tres días. Los dueños de casa tenían siete hijos: Juan, Alicia, Rosa, Paula, Pancha, Irene y Olga, así que cada cumpleaños empezaba con la respectiva serenata. Amador Paredes, amigo de la casa, quiso dedicarle un vals a Rosa y otro a Paula, pero al final hizo uno solo con el nombre de "Paula Rosa". Poco tiempo después le dedicó otro vals a una de las hermanas menores de la casa, Irene, vals que era muy cantado por todos los concurrentes a las jaranas que se realizaban en aquella casa barrioaltina. (*)El vals "Irene" fue grabado por "Los Embajadores Criollos" y fue un gran éxito. "Irene, tú eres mi vida, / Irene, tú eres mi alma, / eres la diosa divina, / el amor de mis amores. / Yo de ti, enamorado, / humildemente te ofrendo / esta canción, que con amor, / nació de mi corazón."Son muchas las historias sobre las musas de los valses, algunas hasta han quedado en el anonimato, pero fueron la fuente de inspiración de nuestros bardos criollos y a quienes debemos que se hayan escrito páginas hermosas en la historia de nuestra música criolla.

Dario Mejia
Melbourne, Australia

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