sábado, junio 07, 2008

El Omnibus de antaño

El ómnibus de antaño

Llegar a Lima desde el otro lado del mundo, que es donde vivo, afecta al cuerpo los primeros días ya que la diferencia de horas entre Australia y Perú son 16 horas, por esta temporada, que se vuelven 15 horas a partir de fines de marzo hasta fines de octubre. Dicha diferencia hace que uno, los primeros días, no pueda dormir por las noches y durante el día esté con sueño, hasta que el cuerpo se acostumbre al cambio de horario.

Lo mismo sucede con el cambio de clima que uno experimenta ya que en la ciudad de Melbourne, Australia, el clima es más bien seco, comparado con la humedad de Lima. Es por ello que tienen que pasar unos días para que el cuerpo, de nuevo, se ambiente del todo a Lima.

Pero para alguien que nació, creció, jugó, estudió y conoció en Lima casi todos sus rincones, ambientarse de nuevo a sus costumbres no le toma mucho tiempo cuando regresa al terruño de visita; especialmente si lleva a la tierra en el alma y el corazón.

Una de las cosas que más me ha llamado la atención en estos pocos días que llevo en Lima es poder ver circular el ómnibus antiguo de la Línea 70 por la Av. Aviación, en San Borja.

Me encontraba por la Av. Canadá, en Santa Catalina, e iba a tomar un taxi para dirigirme a San Borja, cuando de pronto vi aquel ómnibus antiguo que tantas veces tomé cuando vivía en Lima. Corrí para alcanzarlo y me subí al mismo porque quise experimentar de nuevo la época cuando mi familia se mudó de los Barrios Altos a San Borja y tomaba la Línea 70 para regresar a mi antiguo barrio a visitar a los amigos de la infancia.

No sé si la Línea 70 sea la última línea de ómnibus antiguos que todavía exista, pero es la única que he visto hasta el momento ya que he podido ver otros ómnibus antiguos, como la Línea 33, pero esa línea, y otras, apareció como línea de micros durante la época militar.

Una línea de ómnibus que siempre recordaré es la Línea 50 ya que en ella me trasladaba a mi Alma Mater, la UNI, que fue donde hice mis estudios universitarios en Lima. También recuerdo la Línea 21, que de Breña pasaba por el centro de Lima y se dirigía al Rímac por la Av. Francisco Pizarro para voltear hacia la Av. Caquetá. Dicha línea era otra alternativa para ir a la UNI, aunque había que bajarse en Portada de Guía y de allí caminar como 500 metros hasta la UNI.

Paralelo al transporte de ómnibus, Lima tuvo al tranvía hasta la década de los 60. Pude ver y subirme al tranvía de muy pequeño, antes que desapareciera de Lima. Recuerdo que no tenía mucho de haber aprendido a caminar y, como ya paraba en la calle, como muchos de los barrioaltinos mataperros, me dirigía hacia donde estaban los rieles del tranvía, en el Jr. Junín, y colocaba mis chapas allí para que a la hora que pasara el tranvía las aplanara. Muchos de los muchachos de entonces solían hacer lo mismo, colocar sus chapas en los rieles del tranvía, ya que de esa forma las chapas se aplanaban mejor que hacerlo con piedra. Claro que cuando el tranvía fue sacado de circulación no nos quedó más remedio que recurrir a las piedras para aplanar las chapas con las que jugábamos.

Conversando con mi padre, que fue tranviario, él me contó que el tranvía fue sacado de circulación, más que todo, por motivación política. Luis Bedoya Reyes, cuando fue alcalde de Lima, hizo lo imposible por hacer desaparecer el tranvía, y lo logró.

Lo irónico es que el padre de Bedoya fue tranviario y, según mi padre, le tomó tanto cariño al tranvía que hasta vivió en una de sus casetas.

Al igual que los tiempos actuales, los políticos de antes engañaron a los tranviarios prometiéndoles trabajo a todos ellos, por el cierre del tranvía. Pero ese trabajo nunca llegó por lo que recuerdo que fueron tiempos difíciles tanto para mi familia como para las familias de todos aquellos tranviarios.

En la ciudad donde vivo actualmente, Melbourne, el tranvía no sólo es un medio de transporte sino un emblema de la ciudad y una atracción turística que beneficia a todos. Lo mismo sucede con el tranvía en las ciudades de Londres y San Francisco, pero en Lima se pensó más en el beneficio político y se eliminó algo que en estos momentos podría ser no sólo un medio de transporte sino una tradición y atracción turística de la ciudad de Lima.

Actualmente, las combis son el principal medio de transporte público en Lima. Con sus ventajas y desventajas, las llamadas “combis asesinas” son también una especie de “atracción” o “deporte de aventura” para el turista. Y aunque los limeños piensen que los choferes de combi son los más peligrosos del mundo, pues debo decirles que los taxistas asiáticos lo son aún más; especialmente los que manejan lo que en el Perú llaman “taxicholos” y abunda en el sureste del Asia.


Dario MejiaMelbourne, Australiadariomejia999@yahoo.com.au(De visita en Lima)

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